Hace ya casi un año me invitaron al tercer piso, y yo, obligada a aceptar la invitación cuidadosamente brinque en el elevador, porque para llegar aquí, hay un elevador muy veloz, te subes casi al final de las escaleras para el segundo piso y entre que la piensas y decides resulta que de pronto se abre la puerta y mágicamente ya estás en el tercero; claro que hay algunos privilegios pero también se reflejan resultados del viaje en el segundo. Jet lag?
No comments:
Post a Comment